Geografico

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En el tercer milenio antes de Cristo se inicia el desenvolvimiento simultáneo en: India, Mesopotamia, Egipto y China. Entre los fármacos que se utilizaron están: el ruibarbo, el opio y la ephedrina sínica.
En el caso de India estuvieron influenciados por la filosofía védica, por lo que la botánica tenía una función prominente y se crearon el SOMA y el KUSA. De acuerdo con la filosofía budista, los remedios eran dulces (acónito, jengibre, lino…).
En Mesopotamia existen testimonios del uso y preparación de medicamentos de más de cuatro mil años. De hecho en la cultura babilónica-asiria están los primeros indicios del uso de fármacos y detectaron la peligrosidad y dosificación de las sustancias administrándoselas a esclavos. Utilizaban ungüentos a base de planta haoma para una bebida sagrada, belladona contra los espasmos o excrementos humanos como curativos. Los sumerios llevaron a cabo las primeras operaciones farmacéuticas (desecación, pulverización, molienda, prensado, filtración, decantación, etc) y propusieron formas farmacéuticas como pomadas, lociones, cataplasmas, enemas, infusiones, vinos, emplastos
En Egipto los códices describen la sintomatología y la prescripción para una enfermedad, así como los principios activos de plantas, animales y minerales, los alimentos que los contienen (leche, vino, miel…) y la formulación y preparación de medicamentos. Además, establecían unas pautas de administración de los medicamentos, a saber de uso interno (tisanas, decocciones, maceraciones, píldoras…) y de uso externo (cataplasmas, ungüentos, emplastos, colirios, pomadas, inhalaciones…). Las enfermedades más comunes eran las oftálmicas, parasitarias y enfermedades de bajo vientre que se trataban con supositorios, enemas o laxantes. Los procedimientos torácicos se trataban con inhalaciones y las enfermedades de la piel con ungüentos. Como herramientas de trabajo usaban molinos de mano, morteros, tamices fabricados con papiro, balanzas, y para la conservación: recipientes de barro, vidrio, alabastro y serpentina, así como cajas de madera.

 
Pedanio Dioscórides Anazarbeo
En Grecia y Roma (desde el siglo IV a. C. al año 476 d. C) se inicia la medicina racional con Alcmeón de Crotona hasta la medicina posterior de Galeno. En este período se hace notar la influencia religiosa, no existía la figura del farmacéutico como tal, pero aparece la farmacia Galénica. Galeno da las bases técnicas para la preparación de las principales formas farmacéuticas y se conocen los primeros auxiliares de la medicina: Rizotomos, Farmacopolos, los picmentarios y los ungüentarios. Se distinguen igual que en Egipto los fármacos de uso externo (pomadas, esparadrapos, ungüentos…) y los de uso interno (infusiones, decocciones, fermentaciones…) y se descubre la “terra sigillata”, que permite crear pastillas preparadas con la base de una arcilla blanca, el bolus alba, y empastadas con sangre de cagra, según escritos de Dioscórides. Este hombre es el llamado padre de la farmacología y es quien consolida la separación de la farmacia y la medicina en el medio oriente, siendo los árabes los encargados de esta separación. Por otra parte, Avicena describe varias formas farmacéuticas para administrar los medicamentos: papelillos, tabletas, jarabes, polvo, ungüentos, baños aromáticos, aceites, tinturas, gotas medicinales, laxantes, lavativas, etc.
localidad de suba (Bogotá, Colombia).
La historia de la farmacia como ciencia independiente es relativamente joven. Los orígenes de la historiografía farmacéutica se remontan al primer tercio del s. XIX, que es cuando aparecen las primeras historiografías, que si bien no toca todos los aspectos de la historia farmacéutica, son el punto de partida para el definitivo arranque de esta ciencia.
Hasta el nacimiento de la farmacia como ciencia independiente, existe una evolución histórica, desde la antigüedad clásica hasta nuestros días que marca el curso de esta ciencia, siempre relacionada con la medicina.
Nacida de la fusión de Farmacias Brand (1880) y de Farmacias Salco (1982), el Holding S&B Farmacéutica inicia sus operaciones en Enero del 2000 posicionándose como la cadena de farmacias líder en Chile con más de 225 locales a lo largo del país.En Junio del 2001, se inicia formalmente la operación conjunta bajo la marca SALCOBRAND. A partir de esta acción, el Holding S&B Farmacéutica impulsa su operación a través de la construcción de un moderno centro de distribución en la comuna de San Bernardo y del más moderno Recetario Magistral de Latinoamérica.
A mediados del 2002, S&B Farmacéutica cambia su razón social a SALCOBRAND S.A. Su foco de aquí en adelante es reafirmar su compromiso con los clientes para darles más y mejores beneficios en sus cerca de 300 locales a lo largo del país.
En abril del 2007, se produce un gran cambio. Las familias Colodro y Selman venden su porcentaje de participación en la compañía, la cual es adquirida por Empresas Juan Yarur S.A. Con este cambio de propiedad, Salcobrand S.A. pasa a integrarse a un grupo empresarial de reconocida trayectoria, que destaca por sus valores corporativos y la permanente búsqueda de excelencia en la gestión.
Salcobrand es una empresa moderna, que avanza, se consolida y que apunta a satisfacer a sus clientes a través de un equipo humano eficiente en el ámbito profesional, altamente motivado y con una profunda orientación de servicio a las personas.
En la actualidad, Salcobrand ha puesto su foco en cuidar la salud a través de toda una gama de productos y servicios, tales como productos saludables y productos de belleza que apunten hacia el bienestar integral de nuestros clientes y comunidad. En otras palabras, su objetivo es proveer salud, belleza y bienestar
La Universidad Complutense de Madrid toma su nombre en 1970 de la que con esa definición, Universitas Complutensis, fue fundada en el año 1499 en Alcalá de Henares (la romana Complutum, causa del apelativo "complutense") por el Cardenal Francisco Jiménez de Cisneros. La praeclarissima Complutensis Universitas[2] fue la primera universidad renacentista, humanista y universal. Cisneros fue consciente de la transcendencia de su fundación, y no escatimó esfuerzos para dotar a su Colegio del marco urbanístico adecuado, de una buena financiación y de los mejores maestros de la época, con lo que la villa de Alcalá de Henares se vio enormemente beneficiada. La primera piedra del edificio que la albergaría la puso Cisneros el 14 de marzo de 1501; en 1508 comenzaron las clases y en 1510 dotó a su fundación de unas Constituciones. Cisneros creó para la nueva Universidad de Alcalá una magnífica biblioteca, en la que un elevado porcentaje de libros versaba sobre ciencias naturales.
En 1836 mediante Real Orden de la reina Isabel II, a través de la Reina Regente, de 29 de octubre, se decretó su traslado a Madrid.[3] Los estudios de la extinta Universidad Complutense se trasladaron a Madrid, lo que sirvió para la fundación de la nueva Universidad de Madrid,[4] más tarde Universidad Literaria de Madrid y poco después Universidad Central que, más de un siglo después de comenzar a funcionar, adoptaría el nombre de Universidad Complutense de Madrid. La Real Orden se expidió tras la propuesta a la Reina de la reinstaurada Dirección General de Estudios para abandonar Alcalá y trasladar a Madrid sus efectivos;[5] de ahí que la universidad madrileña mantenga títulos y privilegios de la antigua institución alcalaína.[6]
 
Tras la mudanza, la Universidad se ubicó en un principio en el antiguo Real Seminario de Nobles, llamado desde 1835 Seminario Cristino,[7] y posteriormente en el convento de las Salesas Nuevas. Entre 1840 y 1843 se trasladaron los fondos de la biblioteca alcalaína. En 1843 pasó a ocupar un edificio desamortizado en la calle Noviciado —el antiguo noviciado de los jesuitas—, donde permanecería casi un siglo.
La nueva Universidad de Madrid pretendía ser un modelo que rompiera con las antiguas estructuras. Orillando la tradición cisneriana, ésta de Madrid sería la denominada por más de cien años como «Universidad Central», siguiendo el entonces ponderado modelo centralista francés. En su torno girarían el resto de universidades españolas, a las que debía servir de ejemplo. Se dotaba así a la capital de España de la Universidad de la que carecía. Desde la Ley Moyano (1857) esta universidad fue la única autorizada en España para dar el título de doctor, hasta que en 1954, tras la celebración de su VII centenario, fue concedida esta potestad también a la Universidad de Salamanca, y posteriormente al resto de las universidades españolas de la época.
En 1927 se planteó la construcción de un barrio universitario, la llamada desde entonces "Ciudad Universitaria", en la zona de Moncloa, en terrenos cedidos por el rey Alfonso XIII para tal fin, conocidos antiguamente como «Los descampados» o los «Altos de la Moncloa». Durante esta etapa se constituyó en núcleo de la denominada Edad de Plata de la cultura española, y en sus aulas impartieron magisterio, entre otros, José Ortega y Gasset, Manuel García Morente, Luis Jiménez de Asúa, Santiago Ramón y Cajal y Blas Cabrera.
 
La Guerra Civil convirtió la Ciudad Universitaria de Madrid en frente de batalla, causando la destrucción de edificios de facultades e institutos ubicados en su recinto, así como la pérdida de parte de su rico patrimonio científico, artístico y bibliográfico, procedente en parte de la antigua Universidad de la ciudad complutense. Se perdió también, en su mayor parte por haberse exiliado, una buena parte del prestigioso profesorado que hasta entonces había ejercido la docencia en la Universidad Complutense de Madrid.
Hacia 1954 las otras universidades de España, empezando por la de Salamanca, recuperan la capacidad de expedir títulos de doctor y la de Madrid pierde el nombre de Universidad Central, pasando a llamarse de manera oficiosa «Complutense de Madrid». En 1970 el Gobierno acomete planes de reforma de la Enseñanza Superior, y la universidad se dividió en dos: las enseñanzas de ciencias experimentales, ciencias de la salud, ciencias sociales y humanidades se agruparon en la Universidad Complutense de Madrid, mientras que las escuelas superiores de enseñanzas técnicas, así como otras que estaban adscritas a otros organismos como el Ejército o el Ministerio de Industria se agruparon en la Universidad Politécnica de Madrid.
Por entonces también se crea el campus de Somosaguas para albergar el grueso de las facultades de Ciencias Sociales, y conseguir así distanciar a los futuros políticos y economistas de las reacciones contra el régimen franquista que se producían en el campus principal de Ciudad Universitaria.
Su actividad se distribuye en dos campus, el de Ciudad Universitaria, situado en distrito de Moncloa y que comparte con la Universidad Politécnica de Madrid y la Universidad Nacional de Educación a Distancia, y el de Somosaguas, en el término municipal de Pozuelo de Alarcón.

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