sábado, 16 de junio de 2012

introduccion


Un medicamento es uno o más fármacos, integrados en una forma farmacéutica, presentado para expendio y uso industrial o clínico, y destinado para su utilización en las personas o en los animales, dotado de propiedades que permitan el mejor efecto farmacológico de sus componentes con el fin de prevenir, aliviar o mejorar enfermedades, o para modificar estados fisiológicos.
Forma galénica o forma farmacéutica es la disposición individualizada a que se adaptan los fármacos (principios activos) y excipientes (materia farmacológicamente inactiva) para constituir un medicamento.[5] O dicho de otra forma, la disposición externa que se da a las sustancias medicamentosas para facilitar su administración.
El primer objetivo de las formas galénicas es normalizar la dosis de un medicamento, por ello también se las conoce como unidades posológicas. Al principio se elaboraron para poder establecer unidades que tuvieran una dosis fija de un fármaco con el que se pudiera tratar una determinada patología".[4]
La importancia de la forma farmacéutica reside en que determina la eficacia del medicamento, ya sea liberando el principio activo de manera lenta, o en su lugar de mayor eficiencia en el tejido blanco, evitar daños al paciente por interacción química, solubilizar sustancias insolubles, mejorar sabores, mejorar aspecto, etc
Durante los últimos años es cada vez mayor la implicación y responsabilidad de los farmacéuticos de hospital en el resultado de la farmacoterapia que reciben los pacientes.
Con el fin de demostrar el valor añadido que los farmacéuticos aportan al proceso de utilización de medicamentos, es fundamental que se registren y documenten todas las actividades que se realizan dirigidas a mejorar la terapia en el hospital (1-3), práctica cada vez más frecuente en nuestro ámbito profesional.
Parte importante de esta metodología es la documentación de las intervenciones realizadas, que ha de incorporar, conjuntamente con su registro, una evaluación de su impacto (4-6).
Sin embargo, en la literatura se observa una metodología poco uniforme, lo que dificulta su análisis posterior y comparación entre centros (7-10).
Este proceso de documentación y evaluación ha de ser un proceso continuo, mediante un instrumento práctico y aplicable en la práctica clínica diaria (11), que indiscutiblemente deberá estar ligado al desarrollo de programas específicos de evaluación de resultados.
En nuestro servicio iniciamos en el año 1995 el registro formal de todas las intervenciones realizadas por los farmacéuticos como consecuencia de la monitorización farmacoterapéutica desde la sección de Distribución de Medicamentos por Dosis Unitaria (DMDU) (12, 13), cuyos resultados se presentan desarrollados en la parte I. La experiencia adquirida en esta actividad durante más de cuatro años nos ha ido permitiendo profundizar y mejorar en la metodología que estamos aplicando actualmente.
El objetivo del presente estudio es validar la metodología de evaluación y documentación de las intervenciones realizadas por el farmacéutico para definir un instrumento aplicable a todos los campos donde el farmacéutico realiza su actividad y aplicable en la práctica clínica diaria. De esta manera podremos disponer de un instrumento de medida de las intervenciones estandarizado y homogéneo para los diferentes servicios de farmacia, aplicable en programas conjuntos